El enmascaramiento es el fenómeno por el cual las señales altas evitan que el oído perciba los sonidos más suaves. El efecto de enmascaramiento más grande tiene lugar cuando la frecuencia del sonido y la frecuencia del ruido enmascarador están muy próximas entre si. Por ejemplo, un tono 4 KHz enmascarará un tono más suave de 3.5 KHz pero producirá poco efecto sobre la audibilidad de un tono bajo a 1000 Hz.
El enmascaramiento es un efecto Psicoacústico por el cual un sonido de mayor intensidad (sonido enmascarador) hace que otro de menor intensidad pase a ser poco o nada audible (sonido enmascarado). Esto explica, por ejemplo, por qué hemos de gritar en un concierto para hacernos oír: nuestra voz está siendo enmascarada por la música.
El enmascaramiento es más efectivo si los dos sonidos están próximos en frecuencia, pero también puede darse entre frecuencias separadas en el espectro, siendo en este caso más eficaz cuando el sonido enmascarador es más grave que el enmascarado.
El enmascaramiento también puede ser producido por los armónicos del tono enmascarador, así un tono a 1 KHz con un armónico fuerte a 2 KHz podría enmascarar un tono a 1900 Hz. El fenómeno de enmascaramiento es una de las principales razones por las que la ecualización y la situación del estéreo son tan importantes en una mezcla. Un instrumento que por sí mismo suena suave puede ser completamente escondido o cambiado en su carácter por instrumentos más altos con un timbre similar, necesitándose la ecualización para hacer que los instrumentos suenen lo suficientemente distintos como para evitar el enmascaramiento.